Cuestión de prioridades
No recuerdo qué artista contó que, en el colegio, les preguntaron a él y a sus compañeros qué querían ser cuando fuesen mayores. Los demás respondieron de la manera esperada: bomberos, abogadas, actrices, bailarines, cocineros…, y cuando le llegó el turno a él, contestó que quería ser feliz.
Dejando a un lado que la felicidad no es una meta, sino momentos puntuales (y esto daría para otro post), el otro día me topé con esta ilustración de Marzi Wilson y me recordó bastante a la anécdota anterior.
En la imagen, los diferentes personajes («otros jóvenes adultos») expresan lo que quieren ser o conseguir: «Yo quiero ir a la universidad de Medicina», «Yo quiero montar un negocio», «Yo quiero ser músico». Y después está el deseo de la ilustradora (que, si no me equivoco, tiene trastorno de ansiedad): «Yo quiero estar bien».
Uf, me tocó de lleno.
Un par de semanas antes de encontrármelo, acudí a una cena anual donde se daban cita otros periodistas de la región. La reunión es siempre una buena excusa para ver a compañeros, ponernos al día y socializar un poco (por más que me cueste). Hablamos de trabajo, claro, pero también de quién había tenido un hijo, quién estaba embarazada, quién se había casado y ese tipo de cosas más personales.
Y, mientras charlábamos, me di cuenta de lo diferentes que eran mis prioridades respecto a muchos de estos compañeros con los que comparto no solo un interés común, sino años. Me sentí, una vez más, desconectada de la gente de mi edad.
Como ellos, sí, por supuesto que quiero un trabajo estable, pero ahora no pienso en tener pareja o casarme ni, mucho menos, tener hijos. Ahora mismo, mi prioridad es estar bien, como la creadora de la ilustración. Si padeces un problema de salud (ya sea físico o mental), con bastante probabilidad te sentirás identificado con este deseo.
En mi caso, estar bien pasa por curar heridas, tirar palante y lograr hacer poco a poco las cosas que quiero, de toda esa larga lista que he ido arrastrando con los años.
Esas diferencias entre unos y otros, esa cuestión de prioridades, me resultan de lo más curiosas y asombrosas. Ojo, no digo que unas sean mejores que otras, solo distintas. Y cuando la edad de las otras personas aumenta o disminuye respecto a la tuya, esas diferencias crecen considerablemente.
Haz la prueba: pregunta a tu madre, a un amigo, a tu vecino, cuáles son sus principales objetivos a corto, medio y largo plazo, por ejemplo. Qué quieren ser, qué quieren conseguir. ¿Se parecen a los tuyos?
Sí, sí, ya sé: como casi todo en la vida, esas prioridades dependen de las circunstancias de cada uno. ¡Pero me siguen asombrando esas diferencias! ¿No te resulta alucinante, en el buen sentido de la palabra, que personas cercanas a ti tengan prioridades tan distintas a las tuyas?
¿Qué quieres tú?
Cintia Fernández Ruiz, autora del post
Imagen: Clem Onojeghuo (cabecera), Marzi Wilson (ilustración)