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Por qué una ruptura de pareja no es un fracaso

Una de las partes más dolorosas en la ruptura de la relación de pareja es el sentimiento de fracaso que embarga a las personas y que les hace contemplar la relación a la luz del final como un naufragio fruto de su falta de habilidad para conservarla. Sin embargo, la Logoterapia nos muestra otra forma de verlo con la que particularmente estoy más de acuerdo en la medida que todo lo vivido puede tener un sentido si somos capaces de dárselo, si lo utilizamos como fuente de aprendizaje y experiencia de crecimiento personal.

La Logoterapia es un modelo terapéutico que busca el sentido vital. Desarrollada por Viktor Frankl supone que la vida es inevitablemente dolorosa pero a la vez llena de sentido si aprovechamos la oportunidad que nos ofrecen las crisis de aprender y desarrollarnos. Facilita una toma de conciencia y responsabilidad de cada persona con su propia vida, todo lo contrario de la forma en la que solemos vincularnos y desvincularnos de una relación. Habitualmente iniciamos una relación por lo que tiene que ofrecernos para nuestra propia felicidad, sin preguntarnos nosotros que tenemos para ofrecer y de qué forma vamos a construir y valorar la relación que iniciamos. Después en el momento de la ruptura echamos en cara al compañero/a que no supo darnos lo que necesitamos y le responsabilizamos de nuestro malestar y de las emociones que experimentamos.

Frankl vivió el horror de las dos guerras mundiales y siendo ya médico psiquiatra estuvo en varios campos de concentración en los que perdió a toda su familia y toda su vida hasta ese momento. Al ingreso en el campo se hizo la promesa de no suicidarse y se propuso aprender algo de toda aquella experiencia sin sentido y atroz, algo que puso al servicio de la humanidad llegando a ser uno de los psiquiatras más importantes de la historia. Muchas de las personas que pasaron por esa situación se preguntaron “¿Qué sentido tiene soportar esta tortura?” y no encontraron ninguna respuesta, porque no existe ninguna respuesta a tanta maldad, ni a que un ser humano tenga que pasar por ella. El sentido no es tanto algo intrínseco a los acontecimientos o las situaciones que vivimos, sino más bien algo que nosotros damos y que surge de nuestro interés por obtener algo. Un significado especial para nosotros mismos.

Si miro en mi propia experiencia puedo darme cuenta de que las dos separaciones más importantes que he tenido me han enriquecido y me han enseñado algo diferente. La persona que soy hoy es gracias a esas experiencias y a la transformación producida desde el dolor de la pérdida y la alegría del encuentro. Estas rupturas que valoro de importantes lo son en cuanto a los criterios que normalmente solemos utilizar de duración, tiempo de convivencia, pero sobre todo porque fueron relaciones de compromiso. Relaciones en las que me impliqué y valoré con mis acciones. Sin embargo a pesar de ello llegó un momento de punto final, que no puedo ver como fracaso en la medida que respecto a la trayectoria de mi vida fue en realidad un punto y seguido. Sin haber pasado por esas relaciones ahora en una nueva seguiría cometiendo los mismos errores. Además no podría darme cuenta de algo que ahora sé y es que siempre se puede aprender algo de cualquier circunstancia, aunque es cierto que se necesita la actitud de estar abierto a obtener algo de la situación dolorosa que se está viviendo. Cuando tomamos la separación como un fracaso no hay mucha posibilidad de aprendizaje en cuanto que sólo miramos el fallo, nos preguntamos “por qué a mí”, o culpamos al otro y lo demonizamos por ser el causante del dolor que ahora estamos experimentando. En vez de considerar que hicimos un viaje juntos que duró un tiempo, en el que vivimos aventuras y experiencias muy agradables y otras no tanto. Un viaje que llega a su estación final desde la que puede partir otro tren a otros lugares, con otros viajeros.

Frankl se dio cuenta de que había diferentes recursos que podían ayudarlo y que sin duda ayudaban a los supervivientes a resistir y salir para adelante. Uno de ellos era el sentido del pasado- el recuerdo de los momentos vividos adonde acudía y en los que se refugiaba en algunos momentos de la dura vida en el campo y que por un momento le sacaban de ella. Ese sentido del pasado es por lo que no considero que una separación sea un fracaso. Aún en el momento en que la relación ya no funciona como quisiéramos y la única solución que encontramos es terminarla, si consideramos el tiempo vivido no puede ser un fracaso. Este sólo se puede experimentar desde las expectativas previas que nos hacemos de lo que debe ser la relación o de lo que el otro debe ofrecernos. Esas expectativas que nos generan las películas de cine y las ideas basadas en el amor romántico de “fueron felices y comieron perdices”. Ideas que suponen el amor eterno y que basan en la fuerza del amor como sentimiento el éxito de la relación. Si dejamos de creer en estas fantasías y estamos dispuestos a crecer y darle un sentido a nuestra existencia no podemos vivir como fracaso ninguna experiencia de separación en cuanto que lo vivido, lo sentido y experimentado ya forma parte de nuestra mochila, ya está con nosotros y nos enriquece en la medida que ya está vivido.

Si nos hacemos protagonistas de nuestra propia vida tomaremos conciencia de que cada cosa que suceda en ella nos pertenece.

Durante un tiempo los recuerdos pueden ser dolorosos, pero trascendido el dolor, superada la pérdida, disponemos de un material riquísimo de momentos que forman y formarán parte de nosotros. En mi caso estoy muy agradecida por los momentos vividos, porque en lo peor que esas relaciones tuvieron aprendí lecciones interesante de la vida y sobre mi misma; en lo mejor que tuvieron cuento con recuerdos de momentos divertidos y agradables que puedo volver a disfrutar con sólo mirar un poco en mi pasado. El sentido del pasado no es una forma de regodearse en el pasado, ni de lamento por lo que fue, no significa que miremos hacia atrás con pena o tratando de arreglar lo que sucedió. No es ninguna de estas cosas. El sentido del pasado es tener una memoria, un almacén de momentos vividos que aportan sentido y experiencia, que forman parte de uno mismo y que son propios aún cuando las otras personas que un día significaron algo ya no están. Las personas se fueron pero los recuerdos estarán siempre conmigo.

Las circunstancias externas pueden despojarnos de todo, menos de una cosa: la libertad de elegir cómo responder a esas circunstancias. Viktor Frankl.