Cómo hacer tu matriz DAFO personal
A la hora de planificar una idea de negocio, conviene realizar una matriz DAFO, es decir, analizar la situación del proyecto e identificar sus características internas (fortalezas y debilidades) y su situación externa (oportunidades y amenazas) de cara a valorar sus posibilidades de éxito.
Ejemplos de fortalezas serían un precio muy competitivo o un equipo profesional cualificado. ¿De debilidades? Productos y servicios anticuados o falta de experiencia comercial.
En cuanto a amenazas, las pesimistas proyecciones sobre la economía o competidores en la misma zona de influencia. Y, de oportunidades, previsiones favorables en cuanto al crecimiento de la economía o que el producto o servicio que ofrecemos esté de moda.
Así, estudiar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de un proyecto nos ayudará a identificar cuáles son las características que le permitirán marcar la diferencia con la competencia, en qué cosas debe trabajar más, qué debe reforzar o cambiar, etc.
Pero ¿por qué hablo de negocios en un blog de psicología? Porque la matriz DAFO puede ser una herramienta útil y sencilla que podemos aplicar a nuestro crecimiento personal.
¿Cómo? Estudiando nuestras propias debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades para conocernos mejor. Es decir, a nivel personal nos servirá para conocer nuestras posibilidades y limitaciones, en qué área debemos trabajar más o qué elementos cambiar, decidir qué estrategia seguir, identificar qué es lo que nos impide alcanzar nuestros objetivos y buscar soluciones.
Pero vayamos área por área:
- Debilidades: es decir, aquellas características que entorpecen nuestro camino pero que podemos trabajar y mejorar. Ejemplos: la timidez que nos impide hablar en público, la falta de experiencia en un determinado campo o la impaciencia.
- Amenazas: aquellas piedras que nos vamos encontrando en el camino, que no dependen de nosotros y que nos limitan. Ejemplos: la actual situación de pandemia mundial o del mercado laboral.
- Fortalezas: aquellas características, cualidades o puntos fuertes que poseemos. Ejemplos: tener experiencia en X cosa, ser perseverantes, o responsables, o poseer grandes dotes de comunicación, etc.
- Oportunidades: aquellas opciones factibles que deseamos alcanzar. Son externas, pero podemos trabajar para conseguirlas. Ejemplos: montar nuestro propio negocio, publicar una novela o encontrar empleo.
Elaborar la matriz
Una vez tenemos claras las cuatro áreas que vamos a trabajar, toca coger papel y bolígrafo (u ordenador, teléfono, etc.) y hacer un cuadro:
Como ves, en la parte superior colocaremos las características internas (fortalezas y debilidades) y, en la inferior, las externas (oportunidades y amenazas). Se trata de rellenar cada área con un listado de estas características tras hacer un trabajo de introspección.
Verlo de esta manera nos ayuda a, para empezar, saber qué tenemos delante (cómo somos, en qué debemos trabajar) y, así, comenzar a idear el plan de acción que mejor funcione con nosotros. Será nuestra hoja de ruta.
La situación ideal es trabajar nuestras debilidades para transformarlas en fortalezas y, después, usar esas fortalezas para encontrar y conseguir nuevas oportunidades. Todo ello sin que las amenazas nos echen para atrás o nos dejemos achicar por ellas; es más, plantéatelo como una buena manera de plantarles cara, aprender y crecer.
Al final, lo importante es convertir todas esas características en oportunidades. Y, de vez en cuando, revisitar esta matriz, porque seguramente no sea la misma hoy que dentro de, qué sé yo, seis meses, nueve o un año.
Mantén actualizada tu hoja de ruta.
Cintia Fernández, autora del post
Imágenes: William Iven (cabecera), Cintia Fernández (infografía)