Ana es una mujer de 53 años que acude a la consulta porque desde hace unos meses no sale sola de casa, necesita la compañía de su pareja o de otras personas con las que tiene confianza para salir al centro, andar por la calle, etc.
Hace mucho tiempo que no pisa un centro comercial desde que estando en uno de ellos tuvo la sensación de que se ahogaba y que si hubiera seguido un poco más allí se habría desmayado.
Ana no se reconoce a sí misma y le da mucha rabia verse tan limitada. Se da cuenta que desde que empezó a tener estos problemas cada vez tiene más miedo y se siente más insegura para enfrentarse a las cosas.
Ana nunca ha estado en un psicólogo y la verdad es que jamás hubiera pensado que podía acudir a uno, pero se siente tan mal, que está dispuesta a intentar lo que sea con tal de recuperar un poco de la seguridad y fortaleza que tenía antes.
El objetivo con Ana al igual que con cualquier persona que viene a la consulta por dificultades relacionadas con la ansiedad es romper el círculo vicioso en el que está metida. El problema que tiene Ana se conoce técnicamente como crisis de ansiedad o crisis de pánico y suele ser un motivo de consulta muy frecuente en nuestros días.
El círculo vicioso en el que está Ana es que cuanto más intenta controlar los pensamientos y sentimientos de malestar para poder estar más segura y tranquila y atreverse a hacer las cosas, más incapaz se siente y más fuertes parecen ser esos síntomas. Cada intento de control es una forma de evitación de esos síntomas, de forma que con el paso del tiempo, deja de salir sola, toma algún fármaco, sólo sale acompañada, está pendiente de sus síntomas, etc. Cada intento de control es una forma de limitar un poco más su vida.
A lo largo de la terapia Ana conoce qué es lo que le pasa y sobre todo qué es lo que hace que no le funciona. También aprende como hacerle frente poco a poco, a su ritmo, aceptando que algunas cosas no están bajo su control, pero esto no significa que su vida tenga que estar limitada, sino al contrario aprendiendo que desde la aceptación es capaz de hacerle un hueco a algunos de sus síntomas a la vez que va consiguiendo hacer aquello que ha ido dejando en el camino y es importante para ella, como actuar de forma autónoma tanto en su casa, como en la calle y el trabajo. A medida que Ana va dando pasos en la dirección de lo que es importante para ella nota como la seguridad y fortaleza que creyó pérdidas para siempre vuelven a estar presentes en ella.
Hace tiempo que Ana no viene a la consulta, sin embargo he sabido de ella porque hace poco me envió a la consulta a una amiga que lo había empezado a pasar igual de mal que ella. Su amiga ha tenido un poco más de suerte al contar con la experiencia de Ana no ha pasado mucho tiempo entre la primera crisis y el momento de pedir ayuda psicológica. Estoy segura de que esto va ser un factor importante para su recuperación.
Al hombre no le hacen sufrir las cosas, sino la idea que tiene de las cosas.
EpictetoNuestro miedo más profundo no es creer que somos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es saber que somos poderosos más allá de toda medida.
Nelson Mandela