La sexología es el estudio del sexo y de todas las cuestiones con él relacionadas. Sexo significa “separar” y hace referencia a la diferencia en el ser, sentir y expresarse como hombres y mujeres. El sexo nos diferencia, genera diversidad.
Somos sexuados, nuestro cuerpo es sexuado, y lo somos a través de un proceso de sexuación, por el que la persona se va haciendo hombre o mujer, no pudiendo ser otra cosa. Somos psicosocialmente sexuados, y lo somos, a través de un proceso de sexualización, por el que la persona se vive y se expresa como sexuada.
El sexo (realidad biológica. Sexuación) se convierte en erotismo a través de la capacidad que tenemos los humanos para construir nuestra realidad. EL EROTISMO es la elaboración cultural del “sexo”.
Las personas que acuden a la consulta sexológica lo hacen por dificultades relacionadas con el placer y la comunicación. También por dificultades con su identidad sexual y orientación del deseo.
Los profesionales de psicología que estamos en Amaltea tenemos formación especializada en sexología. En las áreas de educación y terapia sexual y de pareja.
¿En qué consiste acudir a la consulta sexológica?
Tanto que el motivo por el que se acude sea de tipo sexual o de pareja, el primer paso del terapeuta es intentar comprender el motivo de consulta, para ello necesita preguntar acerca de las dificultades, los aspectos que pueden estar influyendo en el mantenimiento de las mismas, las cosas que ya han intentado hacer por su cuenta y que no han funcionado, las que sí han funcionado y los objetivos que tienen las personas al venir a la consulta. Vamos avanzando paso a paso, prestando especial atención a que las personas se vayan encontrando cómodas al hablar de su vida sexual y de pareja, dado que son áreas íntimas de las que no resulta fácil abordar y menos con alguien desconocido como es el terapeuta en un primer momento. Avanzamos al ritmo del paciente, generando un clima de calidez y confianza, en el que ambos, profesional y paciente, podamos abordar con tranquilidad las dificultades y búsqueda de soluciones a las mismas.
Una vez que el terapeuta tiene la información necesaria sobre el motivo de consulta y están claros los objetivos que persigue la persona o la pareja, plantea el programa de intervención para promover el cambio deseado.
En general la terapia sexual tiene una parte de información para modificar algunas creencias negativas o erróneas sobre el problema sexual o la sexualidad en general. En nuestra cultura la sexualidad durante siglos ha constituido un tema tabú y esto ha generado multitud de ideas erróneas que en buena parte de los casos es el origen del problema: además de la información se plantean ejercicios o tareas para que la pareja realice en casa y vaya enfrentando progresivamente el problema por el que ha acudido. Es habitual que además de las cuestiones sexuales haya que abordar otras de la relación de pareja, bien porque ésta se ha visto resentida por el problema sexual, bien porque el problema tiene su origen en la dinámica de la relación.
La terapia de pareja suele centrar su atención en dos áreas fundamentales la aceptación de las características del compañero que no se pueden modificar porque corresponden a su biografía personal y la resolución de las dificultades a nivel de comunicación, expresión de emociones y resolución de conflictos.
Por otro lado, el trabajo terapéutico en relación a la orientación del deseo y la identidad sexual tiene algunos elementos comunes, especialmente en la infancia y la adolescencia puesto que en el desarrollo es importante para todos clarificar nuestra identidad, también con respecto a la sexualidad. Este hecho es especialmente importantes en adolescentes y jóvenes que no encuentran respuestas sociales a su vivencia, por sentir que su deseo se dirige hacia personas del mismo sexo o bien por sentirse de un sexo diferente al propio. En terapia además, es especialmente importante que puedan distinguirse estas dos realidades, que aunque tienen puntos de apoyo terapéutico comunes, sin duda no tienen nada que ver entre sí. Las personas homosexuales o bisexuales y las personas transexuales se encuentran en situación de conflicto no sólo personal en un inicio, sino un conflicto interpersonal y social, de lucha de aceptación frecuente, con las consecuencias que eso supone para su bienestar. Desde la intervención psicológica es importante trabajar la aceptación de las personas, el manejo de las relaciones y la toma de decisiones adecuada.
La sexualidad es para el ser humano, más que para ningún otro ser vivo, una fuente de placer