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Psicología adultos

Azucena Aja, psicóloga

ADULTOS

VEJEZ

La mayor parte de las dificultades en la vida adulta suelen deberse a las relaciones con los demás. Existen algunos problemas que únicamente atañen a la persona como los problemas de sueño, dolor, problemas de apetito, etc. Sin embargo es en la relación con los demás donde aparecen la mayor parte de conflictos y malestar personal. A veces, uno mismo identifica lo que le sucede y busca ayuda para resolver su queja; otras veces consideramos que es el otro quien tiene el problema e insistimos para que acuda a terapia. En este caso, es importante saber que “sólo el dueño del problema tiene la solución”.

Buena parte de las dificultades por las que se acude a terapia tienen relación con un mecanismo de actuación por el cual la persona intenta la eliminación o reducción del malestar que tiene (pensamientos y sentimientos negativos, recuerdos, imágenes, sensaciones…) consiguiéndolo en parte a corto plazo, pero limitando su vida a medio y largo plazo. Cada vez que intentamos controlar la ansiedad después de una crisis de pánico o buscamos “sentirnos bien”, intentando pensar en otra cosa, relajarnos o evitar determinados lugares o situaciones estamos entrando en un círculo vicioso, al conseguir momentáneamente sentirnos bien, pero sólo para que más adelante el malestar en forma de ansiedad o pensamientos desagradables vuelva con más fuerza.

¿Qué puedo esperar de la terapia?

La terapia persigue que la persona camine por su vida, discerniendo entre lo que puede y quiere cambiar; y lo que no es objeto de cambio. Aceptando lo que no se puede cambiar y que es necesario experimentar porque está en relación con aquellas cosas que son realmente valiosas y constituyen una brújula para moverse por la vida.

Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo y sabiduría para poder diferenciarlas

Tratamientos específicos:

  • Depresión
  • Ansiedad, estrés, miedos, fobias, obsesiones
  • Fobia social, soledad, timidez
  • Duelo
  • Anorexia, bulimia, obesidad
  • Adicciones: alcohol, drogas, tabaco
  • Problemas en el control de impulsos y dependencia en el juego (ludopatía), Internet, móviles
  • Estrés postraumático. Apoyo a víctimas de abusos y experiencias traumáticas

Orientación y asesoramiento:

  • Ayuda para mejorar la adhesión a los tratamientos en enfermos crónicos
  • Dolor crónico
  • Tratamiento, orientación y apoyo en enfermedades crónicas (diabetes, fibromialgia, VIH, cáncer…)

El envejecimiento de la población es un fenómeno relativamente nuevo en la historia de la humanidad. En nuestros días la esperanza de vida ha aumentado considerablemente y es importante envejecer con la mejor calidad de vida posible. Sin embargo, esta mayor esperanza nos siempre va acompañada de una mejor calidad de vida.

Envejecer supone cambios a nivel físico que suponen ciertas limitaciones a las que conviene adaptarse. A nivel psicológico y en las relaciones sociales.

La vejez en parte supone una sucesión de pérdidas con sus correspondientes duelos que la persona necesita afrontar.

En esta etapa se producen cambios en las relaciones sociales, algunas veces se pierde autonomía pasando a depender de la familia u otras personas, se pierden relaciones y es más difícil crear nuevos vínculos.

Algunos de estos cambios son normales y no tienen por qué considerarse un problema. Suponen algunas limitaciones que la persona puede aprender a sobrellevar manteniendo un ritmo de vida activo y saludable.

El envejecimiento psicológico conlleva cambios a nivel de los sentidos y de las funciones cognitivas como el aprendizaje y la memoria. Sin embargo, cada vez existen más datos para afirmar que mantener la actividad intelectual en las personas mayores mejora esas funciones. Y previene el desarrollo de demencias y problemas a nivel cognitivo. En ausencia de demencia los cambios no son tan grandes y existen capacidades de reserva en el organismo que pueden ser activados durante la vejez, con una adecuada estimulación o entrenamiento, logrando compensar o prevenir el declive producido.

¿Cómo puede ayudar la terapia psicológica?

Al envejecer con frecuencia se vive con la esperanza de perder lo menos posible, de conservar los logros obtenidos. Por este motivo, trabajar desde la aceptación de los impedimentos que se van encontrando resulta una ayuda útil para vivir esta etapa.

Se trata de favorecer el bienestar desde la aceptación del deterioro presente, la motivación para la preservación de las capacidades presentes y la compensación de las funciones en pérdida con otras presentes. Se trata de dar sentido a la vida y a las relaciones interpersonales presentes en ella hasta el final de la vida.

Tratamientos específicos

  • Prevención de los trastornos de la memoria
  • Rehabilitación cognitiva
  • Apoyo y orientación para cuidadores/as